jueves, 29 de octubre de 2009



Superdotados: Esos monstruos bajitos

Parecen afortunados. Su sabiduría fuera de lo común les convierte en favoritos de la familia. Sin embargo, su vida social es difícil y requieren una educación especial que pocos países imparten.

Dan Glück tenía sólo cinco años cuando, a escondidas de sus padres, envió una carta el gobierno israelí en la que desarrollaba detalladamente sutiles y audaces soluciones para el intrincado problema palestino. Sorprendido, el funcionario que recibió la misiva decidió enviar un emisario a la dirección indicada. Pero, cuando éste descubrió que el estratega apenas superaba el metro de estatura, no pudo creer lo que estaba viendo. Hoy, una década más tarde, Dan estudia en la Escuela Ofek de Jerusalén, entidad promovida por el Estado hebreo para alumnos superdotados, y es capaz de poner en dificultades a cualquier matemático.
La educación de los niños con alto cociente intelectual es una cuestión novedosa dentro del ámbito escolar. Tradicionalmente, los programas alternativos de estudio tuvieron en cuenta sólo a los alumnos con retraso en su nivel de aprendizaje, suponiendo que la inteligencia de los más capaces les bastaba y sobraba para ocuparse de ellos mismos.
Sin embargo, se ha demostrado que no es así. El doctor Javier Berché estima que "un niño superdotado puede, con una educación adecuada, desarrollar tareas acordes a su capacidad potencial en el 80 o 90 por ciento de los casos; en cambio, si la educación resulta incorrecta, el fracaso puede darse en idéntica proporción".

Las matemáticas son la especialidad de estos niños israelíes con cara de traviesos e inteligencia sorprendente. Dan Glück -izquierda- esbozó una solución al problema palestino a los cinco años.


Deprimido, Einstein casi abandona la física

Pero son muy pocos los países del mundo (Estados Unidos, Canadá, Israel, Rusia, China) que cuentan con presupuestos aprobados para la atención de estos niños, aparentemente privilegiados, pero no por ello menos problemáticos que quienes, en cuanto a inteligencia, están ubicados en el otro extremo de la tabla clasificatoria.
Según afirman algunos especialistas, una persona creativa que no tiene la posibilidad de crear, puede incluso enfermar.
A los psicólogos ocupados en tratar con estos niños les gusta recordar en caso del propio Albert Einstein. Durante sus años en la universidad, el considerado por la mayoría como máximo genio de la humanidad pasó un verdadero calvario, ya que casi todas las asignaturas no le despertaban ningún tipo de interés y le quitaban las ganas de seguir adelante. La situación llegó a tal extremo que, años después, el mismo sabio reconoció que había estado a punto de abandonar la física.


Son marginados por la pandilla de amigos

Los centros de atención a niños y jóvenes de elevado CI rebosan de casos más anónimos, pero, a veces, bastante más desesperantes. Contra lo que puede suponerse, un superdotado sufre más de lo que disfruta. Sobre todo, a la hora de integrarse en su grupo escolar. Visto como un espécimen capaz de humillar al resto de la clase con su velocidad de cálculo y sus conocimientos -aunque casi siempre incoluntariamente-, suele ser marginado por los compañeros. También los maestros le hacen sentir que su presencia les resulta incomoda. Todo conduce a que el niño vaya vajando progresivamente su nivel de autoestima, intente ocultar su verdadera capacidad, cambie de personalidad y, en definitiva, provoque la aparición de conflictos internos de gravedad variable.
Por supuesto, lo señalado no significa que todas sean desgracias para quien ha nacido con un CI por encima de lo habitual. Más bien al contrario, posee múltiples características que le harán sentirse bien consigo mismo. Los superdotados, por norma general, se muestran más sensibles que los niños de su edad, se preocupan por cuestiones morales o de justicia, desarrollan mucho más su imaginación y rienden al perfeccionismo. Aunque para que estas peculiaridades se conviertan en virtudes, precisan lograr el equilibrio emocional adecuado.


El modelo educativo ideal, todavía en debate

La pedagoga Belle Wallace escribía hace unos años: "Los niños muy capacitados no sobreviven sólo por ser excepcionalmente raros. Necesitan experiencias de aprendizaje adecuadas que mantengan su motivación, les planteen un reto y les produzcan un entusiasmo y una satisfacción de carácter personal. Deben tener la oportunidad de trabajas y de jugar con compañeros cronológicos, pero también con compañeros intelectuales".
Muchos maestros y psicólogos llegan todavía más lejos en sus pretensiones y piden para los superdotados una educación especial desde una temprana edad, incluso antes de la escolarización.
Sin embargo, en este punto no existe unanimidad ni entre los gobiernos dedicados al tema ni entre los especialistas en la materia. Determinar cuál es el modelo idea para que estas mentes privilegiadas no se desperdicien sigue dando lugar a controversias. En general, pueden distinguirse dos posturas básicas: quienes se inclinan por estimular al máximo el poder creativo de los niños en pretendidas fábricas de genios, y quienes piensan antes en jóvenes felices que en adultos excepcionales.


Varios países apuestan por la materia gris

La Ciudad de los Sabios de Novossibirsk, en Siberia, es un ejemplo de la primera modalidad. A esta escuela, la más prestigiosa de Rusia, llegan alumnos seleccionados a través de las olimpiadas del saber que cada año se organizan en todo el país. Una vez ingresados en el instituto, los chicos se enfrentan a duros programas de matemáticas, física, biología, letras y otras materias consideradas claves en el futuro de la nación. Mientras tanto, los pedagogos intentan ejercitarles la imaginación y la creatividad planteándoles problemas de ciencia-ficción, como la posibilidad de detener la velocidad de rotación de la Tierra o de construir una torre que supere los 500 metros de altura.

Con apenas siete años, el neoyorquino Steven Rosenblatt tenía tantos conocimientos sobre animales como el más avezado zoólogo.
Países tan distintos como China, México o Bulgaria siguen un camino parecido al ruso, tal vez porque todos ellos coinciden en tener una urgente necesidad de materia gris que les ayude a salir del atraso tecnológico.
Numerosos especialistas se oponen a este aislamiento de los niños superdotados en centros especiales, "porque forma seres individualistas y alejados de la sociedad", dice la profesora búlgara Milka Yakova.

Padres y maestros resultan fundamentales

Juan Antonio Alonso, educador del Centro Huerta del Rey, cree que "sólo la evaluación exhaustiva de cada niño permite saber qué tipo de educación es la que más se amolda a su caso".
Detectar la mayor capacidad intelectual de un niño es, quizás, e paso más difícil, y depende del interés que padres y maestros pongan en su observación. En este sentido, la precocidad es la señal más evidente. El chico que "hace cosas" que a otros pequeños ni siquiera les pasa por lamente, es merecedor de un estudio.
Los centros especializados realizan luego varios tests que estudian los desarrollos físico, intelectual, emocional, social y de la sensibilidad del niño y mantienen entrevistas con él, con sus padres y sus profesores.
A partir del diagnóstico, es posible elegir entre tres tipos de enseñanza. En primer lugar se hallan las aceleraciones, en las cuales los niños saltan uno o más cursos de la escuela normal respondiendo a su edad mental antes que a la cronológica. En este caso, más que en ningún otro, debe estudiarse cuidadosamente la madurez social y emocional del chico superdotado, ya que tendrá compañeros de mayor edad.
Una segunda posibilidad son las adaptaciones curriculares. En este sistema, los alumnos con alto CI participan en las clases normales, pero los profesores deben amoldar los temas al mayor afán de conocimiento de los superdotados. El método choca con los enormes inconvenientes de la masificación de las aulas y de obligar al profesor a realizar un trabajo añadido. La tercera opción son las ampliaciones extracurriculares, que se llevan a cabo en institutos oficiales de algunos países (Austria y la citada Escuela Ofek de Israel), o en entidades privadas en otros sitios, como en España.
Son clases impartidas fuera del horario escolar, en las que los niños pueden iniciarse o profundizar en el estudio de temas que eligen libremente o que se les sugiere, y en las que no existen los convencionalismos de un colegio formal. La meta perseguida es incentivar la motivación, disminuir el fracaso escolar y facilitar el contacto con otros chicos de similar condición.
De todos modos, y cualquiera que sea el método utilizado, hay una afirmación sobre la que existe coincidencia plena: la meta principal en el niño superdotado debe ser que se integre en la sociedad y que mantenga un equilibrio emocional óptimo, porque solamente así podrá expresar su creatividad y, en el futuro, llegar con suerte a ser un genio.

3 comentarios:

  1. Hola chic@s!!!

    El tema de los niños/as superdotados es muy interesante.

    Unas semanas atras vi un documental que trataba el tema , y comentaban que era muy dificil que reconocieran a un niño/a sueperdotado y lo subieran de curso en el colegio.
    En muchas ocasiones no les subian, y era lo peor para el niño/a, ya que en clase se aburria muchisimo y no avanzaban tanto como ellos/as podian o tenian necesidad de hacerlo. Algunos niños/as dicen que no aprenden.

    Me llamó mucha la atención como algunos padres se daban cuenta cuando sus hijjos/as eras superpequeños/as, y alomejor con dos años se sabían un cuento de meomoria y se anticipaban a los detalles mientras se lo contaban (esto no suele pasar).

    Aqui os dejo el enlace de un trocito del documental, si os interesa el tema esta fenomenal.

    http://www.youtube.com/watch?v=vwrjxnD295E

    Cristina García Muñoz
    1º Primaria

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  2. Hola xic@s ¿sabiaís que el 98% de los niños superdotados nunca son identificados como tales? LOS EXPERTOS HABLAN DE 'DESPILFARRO DE TALENTOS'
    Un saludo
    GLORIA GARCIA RAPOSO 1º magisterio de primaria

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  3. Gloria tiene razón, todos sabíamos que un amigo era superdotado ya que era más que evidente pero no se lo diagnosticaron hasta los 19 años y por que sus padres insistieron.
    Hay una cantidad enorme de niños que nunca sabrán si son o no superdotados pero yo creo que cuando un niño lo es, es más que evidente.

    María Díaz 1º Primaria

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